Por: Mateo Martínez
Vivimos en un mundo de relaciones, donde se
demanda de cada individuo una parte activa en este compromiso.
Motivarnos a tener una buena relación con el
esposo, la esposa, con los hijos, entre hermanos, con el vecino, los compañeros
de trabajo y de estudios. Esto aporta un gran valor en nuestro crecimiento personal.
Las familias con buenas relaciones entre sus
miembros podrán ser más fuertes para soportar las distintas presiones sociales.
Por igual, una familia que vive una verdadera relación con Dios, sus cimientos
estarán más reedificados sobre la roca inconmovible.
Las tempestades de este mundo no la podrán
mover o desbaratar, podrán enfrentar las diversas situaciones en unidad,
esperanzadas en la protección y el cuidado de Dios.
- Son innumerables las parejas que inician una relación de novios, aun siendo parte de la iglesia, sin la apropiada convicción del compromiso espiritual. Dejan a Dios a un lado en su relación sentimental, se olvidan de que Dios es el soberano Señor nuestro. Aquí inician sus problemas para su futuro matrimonio.
- Son muchos los matrimonios que colapsan por dejar su relación con Dios fuera de sus relaciones conyugales.
- Por igual, son muchos los padres que fracasan en la crianza de sus hijos por no tener a Dios como guía en esta tarea.
- No podemos olvidar a los padres que aconsejan, y apoyan una relación en yugo desigual de sus hijos e hijas. Iniciando de esta forma el quebrantamiento de la ley de Dios y por consiguiente, una desintegración de la familia.
- Así podemos observar las distintas familias que dia a dia abandonan la Iglesia por el simple hechos de haber abandonado su relación con Dios.
- Buscando ayuda, ¿de qué debemos tener cuidado? (v.8)
- ¿Quién tiene la verdad en la que podemos confiar? (v.8)
- Podemos confiar en Cristo para obtener ayuda porque Él es (v.9) toda la plenitud, el Creador de nosotros y de la institución familiar.
- Si confiamos en Cristo para ayudarnos con la tarea de ser un buenos padres o Madres, ¿Falta algo más que debemos buscar por otro lado? (v.10)
3:12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;
3:13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
3:14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.
3:15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos
Juan 15:5, Yo soy la vid, vosotros las
ramas. El que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto. Pero
separados de mí, nada podéis hacer.
Hay forma para fomentar una relación:
requerimos comunicarnos, nos
gustaría escuchar y ser escuchado, seria grato poder servir a esa persona con quien tenemos
tal relación.
1- Dios desea que nos comuniquemos con
él, por medio de la oración.
2- El quiere que aprendamos a
escucharle, por medio de su palabra.
3- El quiere que aprendamos a ser
verdadero siervos.
I-
Inicia con el Esposo y la Esposa.
Cuando como
individuo reconoces que tiene una responsabilidad personal e individual con tu
salvación.
Cuando el esposo
siente la necesidad de una relación con Dios.
Cuando la esposa
siente la necesidad de una relación con Dios.
No se puede
cultivar una relación familiar con Dios, sin que cada miembro de la familiar la
este cultivando de forma personal.
Hagámonos las
siguientes preguntas:
Como esposo u
esposa:
1)
¿Soy un hijo(a)
de Dios?
Juan 1:12;
Mas a todos los que
lo recibieron, a quienes creen en su
nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios
2) ¿Soy amigo(a) de
Cristo?
Juan 15:15;
Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su
señor; pero os he llamado amigos, porque
todas las cosas que oí de mi Padre os las
he dado a conocer.
3) ¿Estoy unido(a) con
Cristo y soy un espíritu con él?
1 Corintios 6:17;
Pero
el que se une al Señor, un espíritu es
con él.
4) ¿He sido
comprado(a) con precio, pertenezco a Dios?
1 Corintios 6:20;
Pues habéis sido comprados por precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
5) ¿Soy miembro del
cuerpo de Cristo?
1 Corintios 12:27;
Vosotros, pues,
sois el cuerpo de Cristo y miembros cada uno en particular.
6) ¿Tengo acceso
directo a Dios atreves del Espíritu Santo?
Efesios 2:18;
Porque por medio de él los
unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
7) ¿Soy Completo(a) en
Cristo?
Colosenses 2:9,10;
Porque
en él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y vosotros estáis
completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.
8) ¿He sido establecido(a),
Ungido(a) y Sellado(a) por Dios?
2 Corintios 1:21,
22;
Y el
que nos confirma con vosotros en Cristo,
y el que nos ungió, es Dios, el
cual también nos ha sellado y nos ha dado,
como garantía, el Espíritu en nuestros corazones.
9) ¿Puedo encontrar
gracias y misericordia en tiempo de necesidad?
Hebreos 4:16;
Acerquémonos, pues,
confiadamente al trono de la gracia,
para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
10) ¿Me siento ser luz y sal de esta tierra?
Mateo 5:13,14;
Vosotros sois la sal de la tierra;
pero si la sal pierde su sabor,
¿con qué será salada? No sirve
más para nada, sino para ser echada
fuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo, una ciudad
asentada sobre un monte no se puede esconder.
Las respuestas a estas preguntas
nos dan una ligera idea de nuestra relación personal con Dios.
De lo comprometido que estamos
como esposo y esposa Cristianos, a fomentar una relación con Dios como pareja.
Y como padres, a enseñar a
nuestros hijos a cultivar esta relación con nuestro Padre celestial, por medio
de su Hijo Jesucristo.
II-
Como cultivamos una relación con Dios como
pareja.
Haciendo los ajustes
necesarios del Yo, y convertirnos en nosotros.
Ya no es
mi relación con Dios, ahora es nuestra relación con Dios. Cultivada por medio de la santidad individual,
trasmitida y vivida en la convivencia de pareja.
La biblia dice en 1 Tesalonicenses 4: 3-8.
La voluntad de Dios es vuestra
santificación: que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa
tener su propia esposa en santidad y honor, no en pasión desordenada,
como los gentiles que no conocen a Dios; que ninguno agravie ni engañe en nada a su
hermano, porque, como ya os hemos dicho
y testificado, el Señor es vengador de
todo esto. Dios no nos ha llamado a
inmundicia, sino a santificación. Así que,
el que desecha esto, no desecha a
hombre, sino a Dios, que también nos dio
su Espíritu Santo.
Cuando la santidad se cultiva en la pareja,
esto permite un acercamiento a Dios por medio de Jesucristo, relacionarse con
Dios será una experiencia renovada cada día. Esto llenara el hogar de paz, gozo
y esperanza. Las circunstancias serán más cómoda de enfrentar.
Dios desea cultivar una relación con las parejas, de una manera tan
especial, amorosa y transformadora que nos pide, nos pongamos en sus manos cual
barro, para ser transformado en vasijas nuevas.
Jeremías
18: 3-6.
3 Descendí a la casa del
alfarero, y he aquí que él estaba trabajando sobre la rueda. 4 Y el vaso de
barro que hacía se dañó en la mano del alfarero, pero el alfarero volvió a
hacer otro vaso según le pareció mejor. 5 Entonces vino a mí la palabra de
Jehovah, diciendo: 6 "¿No podré yo hacer con vosotros como hace este
alfarero, oh casa de Israel?, dice Jehovah. He aquí que vosotros sois en mi
mano como el barro en la mano del alfarero, oh casa de Israel.
Nuestro matrimonio debe mostrar
y vivir bajo los principios de Dios, y para tales fines es necesario, cultivar
nuestra relación con el Dios del universo.
III-
Como aprenden nuestros hijos a
cultivar una relación con Dios.
Si somos individuos consagrados a Dios,
manteniendo una relación con él, consistente y estable, al formar nuestra
relación de pareja, continuaremos cultivando esa relación con nuestro Dios.
Entonces se espera de nosotros como padres, poder enseñar a nuestros hijos como
cultivar una verdadera relación con Dios.
¿Qué les estamos enseñando a nuestros hijos?
¿Cómo lo estamos enseñando? ¿Cuales métodos estamos usando? ¿Qué material
estamos compartiendo con ellos? ¿De quien estamos recibiendo las informaciones
que compartimos con nuestros hijos?
La biblia enseña
Colosenses 2:8-10
8
Mirad que nadie os lleve cautivos por medio de filosofías y vanas sutilezas,
conforme a la tradición de hombres, conforme a los principios elementales del
mundo, y no conforme a Cristo. 9 Porque en él habita corporalmente toda la
plenitud de la Deidad; 10 y vosotros estáis completos en él, quien es la cabeza
de todo principado y autoridad.
Deuteronomio 6:1-9
"Estos, pues, son los
mandamientos, las leyes y los decretos que Jehovah vuestro Dios ha mandado que
os enseñara, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis para
tomarla en posesión.
2 Son para que temas a Jehovah tu Dios,
tú con tu hijo y el hijo de tu hijo, guardando todos los días de tu vida todas
sus leyes y sus mandamientos que yo te mando, a fin de que tus días sean
prolongados.
3
Escucha, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien y
seas multiplicado grandemente en la tierra que fluye leche y miel, como te ha
prometido Jehovah, Dios de tus padres.
4 "Escucha, Israel: Jehovah nuestro
Dios, Jehovah uno es. 5 Y amarás a Jehovah tu Dios con todo tu corazón, con
toda tu alma y con todas tus fuerzas.
6
"Estas palabras que yo te mando estarán en tu corazón. 7 Las repetirás a tus
hijos y hablarás de ellas sentado en casa o andando por el camino, cuando te
acuestes y cuando te levantes.
8
Las atarás a tu mano como señal, y estarán como frontales entre tus ojos. 9 Las escribirás en los
postes de tu casa y en las puertas de tus ciudades.
Conclusiones
Necesitamos cultivar una relación personal con
Dios, al unirnos en matrimonio y formar una familia, se hace necesario que la
pareja trabaje unida para lograr mantener esa relación con el creador del
universo.
Cuando llegan los hijos, es necesario mantener
este enfoque, enseñar a nuestros hijos el camino del Señor, darles las
herramientas necesarias para que aprendan a cultivar una verdadera relación con
Dios.

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