martes, 6 de agosto de 2013

EL ÓSCULO SANTO

Por: Kenneth Matarrita


Algo que hacemos todos los días, algo a lo que no le damos mucha importancia, y sin embargo tiene más valor de lo que pensamos, es el saludo. Si, el saludo que nos damos cada vez que nos encontramos con alguien, o cuando nos presentamos con una persona que no conocíamos. Ese acto tan simple era de mucha importancia para los primeros cristianos en su comunión diaria, pero hoy ya no tiene el mismo valor. ¿Por qué? Un tema del que muy pocas veces se habla (por no decir nunca) es el que hoy les presento: El ósculo santo.

La historia del beso

El beso se conoce en todo el mundo como una muestra de amor y afecto para con esas personas que queremos y apreciamos. Lo damos a nuestros familiares, nuestros amigos, o incluso a esa persona amada. Pero, ¿qué es ósculo? La palabra ósculo viene del latín oscŭlum y quiere decir beso con respeto y afecto.
El saludo, por medio de un beso, parece haber sido una práctica común en la iglesia primitiva, y que fue seguida por algunos siglos después del comienzo de la era cristiana. Tal costumbre es mencionada por Justino Mártir, Tertuliano, Agustín, y numerosos otros escritores antiguos de esos primeros años después de Cristo. Aquí algunas de sus citas: “Terminadas las oraciones (en el culto), nos damos el ósculo de la paz.” Justino Mártir (160 d.C.) “¿Qué oración es completa separada del beso santo? ¿Quién impide la paz en su servicio al Señor? ¿Qué clase de sacrificio es el del que se marcha sin dar el beso de paz?” Tertuliano (197 d.C.) El beso era y es todavía una costumbre común en las tierras orientales como saludo, se da a las personas en la mejilla, la frente, la barba, las manos, los pies, pero no en los labios. De acuerdo al Libro Mundial, los japoneses y los chinos por el contrario rara vez hacen esto.  En los tiempos de Jesús era costumbre besar a los huéspedes o invitados, y estos esperaban ser besados al entrar. Jesús comentó sobre su recepción a un fariseo cuando este le invitó a su casa diciéndole: “No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies” (Lucas 7: 45).

Para nosotros puede parecernos extraño, ya que la forma común de saludarse en los países occidentales no es el beso. Los hombres se dan la mano cuando se reúnen y se saludan en nuestra sociedad, pero en Palestina, en vez de hacer esto, se colocaban la mano derecha sobre el hombro izquierdo de su amigo y se le daba un beso en la mejilla derecha, y luego se invierte la acción, se coloca la mano izquierda sobre el hombro derecho, y se da un beso en la mejilla izquierda.

Sin lugar a dudas la enseñanza apostólica encontrada en la Biblia acerca del beso fue para regular una costumbre social que había sido practicada por siglos, y no instituir una enseñanza o doctrina exclusiva de la iglesia. Los primeros cristianos usaron el ósculo santo en las asambleas públicas y en otras reuniones.
Por regla general, el ósculo santo se llevó a cabo entre personas del mismo sexo. Los hombres sólo saludaban a los hombres y las mujeres  a las mujeres. En las Constituciones Apostólicas (siglo 3) así se ordena. Leslie G. Thomas dice que el "beso de amor" practicado por los antiguos era "hombres saludando a los hombres y mujeres saludando a mujeres"(Comentario de Lecciones Anuales del Maestro, 1967, pág. 65). Guy N. Woods dice en su comentario de 1 Pedro 5.14, que "de acuerdo a los historiadores de la iglesia primitiva, los abusos a los cuales la práctica conduciría ordinariamente fueron evitados al separar los géneros cuando la iglesia se reunía para la adoración, un arreglo heredado de la sinagoga"(Comentario sobre las Epístolas del Nuevo Testamento, Volumen VII, pág. 136), lo cual según otros escritores fueron los apóstoles los que lo llevaron a cabo en la iglesia. McGarvey Pendleton dice que el beso "muy pronto llegó a ser una práctica entre los judíos, de donde pasó a la iglesia apostólica. Aún se conserva en la Iglesia Griega, en donde los hombres saludan a los hombres, y las mujeres a las mujeres" (Comentario sobre Romanos, pág. 548).

En la Biblia

La Biblia menciona el ósculo santo cinco veces: “Saludaos los unos a los otros con ósculo santo. Os saludan todas las iglesias de Cristo.” Romanos 16.16; también en 1 Corintios 16.20, 2 Corintios 13.12, 1 Tesalonicenses 5.26, 1 Pedro 5.14.
En el Antiguo Testamento, el uso de la palabra naschaq, “besar”,  era utilizado en referencia de:
1. Los familiares (que parece ser el origen de la práctica de besar): “¡Oh, si tú fueras como un hermano mío que mamó los pechos de mi madre! Entonces, hallándote fuera, te besaría, y no me menospreciarían” (Cantares 8:1); también se encuentra en Génesis 27:26, 27 (Isaac y Jacob), Génesis 29:11 (Jacob y Raquel), Génesis 33:4 (Esaú y Jacob), 2 Samuel 14:33 (David y Absalón), 1 Reyes 19:20 (Eliseo y sus padres), entre otros.
2. Amistad y afecto: “…y besándose el uno al otro, lloraron el uno con el otro; y David lloró más” (1 Samuel 20:41, entre David y Jonatán); también en 2 Samuel 15:5 (Absalón y a los que acudían a él), 2 Samuel 20:9 (Joab y Amasa).
3. Amor: en Cantar de los Cantares 1:2, “¡Oh, si él me besara con besos de su boca!“; en Proverbios 7:13 (del amor fingido de la “mujer extraña”).
4. Prácticas idólatras: en 1 Reyes 19:18 “Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron”.
En el Nuevo Testamento se utiliza la palabra (phileo), “besar”, “ser amable”, y la palabra kataphileo, “besar a fondo”, “a ser muy amable”. La primera (phileo) está en Mateo 26:48, Marcos 14:44; Lucas 22:47 que aparece en el beso con que Judas traicionó a su Maestro, como una expresión de una relación especial. La misma palabra se usa de la mujer que besó los pies de Cristo (Lucas 7: 38, 45), del saludo del padre al hijo pródigo que regresa (Lucas 15:20), y de la despedida de Pablo de los cristianos de Éfeso (Hechos 20:37).
También encontramos la palabra philema, “un beso”, “un signo de amistad“, es utilizado por nuestro Señor como el que Simón omitió darle (con referencia a la hospitalidad), pero que la mujer había dado tan impresionantemente (Lucas 7: 45). También en el registro Bíblico encontramos que el besar la mano aparenta ser una señal falsa, (Job 31:27) y besos entre varones y mujeres están limitados solamente a los amantes y/o esposos (Cantar de los Cantares 1:2). El beso innecesario y promiscuo entre los hombres y las mujeres ni siquiera se menciona en la enseñanza del Nuevo Testamento (1 Corintios 7.1). Por otro lado, Hechos 20.36 es un buen ejemplo de un tiempo apropiado, cuando amigos íntimos se despiden y no se volverán a mirar en la tierra (Pablo y los ancianos de Éfeso).

Ósculo santo

Ahora bien, el ósculo santo tal como se menciona en la Biblia no era algo romántico ni debía ser llamativo a la carne; más bien era un símbolo de la unidad, pureza, amor y sinceridad que existía entre la hermandad cristiana. No es como hoy en día que se ha denigrado y corrompido tanto. Puesto que se debía guardar en santidad, esta ordenanza no era para practicarla con todo el mundo. “Saludad a todos los hermanos con ósculo santo” (1 Tesalonicenses 5.26). De hecho se dice que los miembros de la congregación esperaban hasta que los visitantes y los no conversos no estuvieran para así saludarse con el ósculo santo. Así pues, este beso muestra la relación sagrada que tenían como hermanos en Cristo y la unión tan estrecha que existía. No puede haber “ósculo santo” ni “ósculo de amor” donde los que practican este saludo no andan en la justicia y la verdadera santidad, y donde los que se congregan no se aman “unos a otros entrañablemente, de corazón puro” (1 Pedro 1.22), esto quiere decir que aún entre los mismos hermanos, quienes sinceramente no tenían ganas de hacerlo, no estaban obligados, ya que no era ni un mandato ni un requisito. Era algo que nacía de un corazón lleno de amor hacia los hermanos.


En la actualidad

Como sabemos, ya el ósculo santo como tal no se práctica. No conocemos las razones exactas por las que desapareció. Podría ser debido a la malicia que los no conversos pudieron haber infiltrado. Pudo también deberse a que las congregaciones cada vez se hicieron más grandes, y con ello resultaba más difícil conocer más personalmente a  los demás miembros de la congregación, y con ello establecer vínculos reales de amor y afecto fraternal.
Si hoy tratáramos de volver a establecer esta práctica en la iglesia, sería muy difícil, esto por varias razones que veremos a continuación:
1.       La malicia ha echado a perder muchas cosas hermosas creadas por Dios, y este tipo de muestra de afecto fraternal es una de ellas, ya que aún cuando dentro de la congregación no debería de existir tal clase de pensamiento, lamentablemente si la hay. Por poner un ejemplo, dentro de la hermandad el hecho de que dos hermanos de nivel económico opuesto, o también que una mujer y un hombre tengan una fuerte amistad es malinterpretado, al punto de que muchos piensan que debe de existir un interés mayor de parte de alguno de ellos. Tristemente así el enemigo ha minado las relaciones personales, e infiltrado en la mente de muchas personas, e incluso miembros de la iglesia, tal idea. Pero los cristianos fieles y verdaderos deben de tener una mente santa, y no dar cabida a lo que el mundo pretende hacernos creer. No debe haber ninguna clase de impedimento para mostrar a nuestros amados hermanos el afecto que nos tenemos. Mientras se mantenga el respeto a la persona que lo recibe, así como la situación en la que se encuentre, sea que se trate de una persona casada o una joven o un joven menor de edad, o cualquier otra situación de más cuidado, más que todo por la opinión que puedan tener los familiares, no existe excusa alguna para que la malicia nos haga dejar de amarnos fraternalmente.
2.       Pero también hoy en día existe un mal todavía más común en la iglesia. Se trata de, por el contrario no tener el deseo de saludar afectuosamente, o hacerlo simplemente por compromiso, o porque nos encontramos con la persona de frente y no hubo forma de evitarle, o porque somos de esos que más bien se quedan esperando a que les busquen. Existen muchos que ponen excusas como: “no tiene importancia, “prefiero no ser hipócrita”; “no está de moda”; “me da vergüenza”, “es que esa persona se ve muy seria”, “no hace falta”, etc. Sin embargo, teniendo en cuenta los siguientes pasajes bíblicos: “Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.” (Rom. 12: 10), “Permanezca el amor fraternal.” (Heb. 13: 1), “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro…” (1 Ped. 1: 22), “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” (Juan 13: 35), entre otros muchos versículos relacionados con el tema, ¿acaso podemos justificarnos? Por supuesto que no. ¿No es cierto que cuando existe un amor ferviente y un espíritu de fraternidad desaparecen todas estas excusas? ¡Claro que sí! La iglesia bíblica requiere que “todos los hermanos” se amen entrañablemente, y no tengan impedimento alguno de hacerlo, y de la forma que en su corazón lleno del amor puro y santo de nuestro Dios desee demostrarlo.
3.       El amor fraternal tiene un principal enemigo, y se trata del orgullo. El mismo orgullo que nos hace menospreciar a algún hermano por su posición social, por su nivel de espiritualidad, o porque sea o no del grupo de mis amigos. Talvez sabemos del pasado que tuvieron algunos hermanos, y en lugar de olvidar así como Dios olvida, continuamente estamos echándoselos en cara directa o indirectamente, al menospreciarles o criticarles a las espaldas. Recordemos que Dios no discrimina a nadie, “porque no hay acepción de personas para con Dios.” (Rom. 2:11) ¿Qué derecho tenemos nosotros de escoger a quien mostrar afecto y a quien no? ¿Acaso eso hizo Jesús mientras estuvo en la tierra? ¿Acaso escogió por quien morir y por quien no? No, sino que murió por todos, ya que a todos nos ama por igual. Y mientras se trate de una persona que ya ha dejado atrás este estilo de vida pecaminoso y haya entregado su vida por completo al Señor, el pasado ya es historia. Al final de cuentas, todos, sin excepción, tuvimos una vida antes de Cristo de la cual nos avergonzamos y no deseamos recordar. Así que como Jesús dijo: “Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.” (Luc. 6: 31)
4.       Una forma en que el orgullo ha minado el amor entre los hermanos es en disputas o desacuerdos. Si me enojo con mi hermano, no lo saludo más, o simplemente no lo vuelvo ni a ver. Debemos imitar el ejemplo de Jesús, quien aún estando en la cruz desangrándose, volvió a ver a quienes lo mataban, y dijo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.” El saludo amoroso, santo y tierno, demuestra que estamos en paz con todos los demás hermanos y con nosotros mismos y así nuestra conciencia está tranquila para adorar al Señor, ya que “…si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.” (Mat. 5: 23-24).

Cultivando el amor fraternal

Dentro de nuestra familia el beso es una expresión del amor que cada uno de los que la componen sienten el uno para con el otro. En la familia cristiana el beso o el saludo sea la forma que se haga, también debe de ser la expresión de amor que cada uno siente para con el otro, considerando a cada hermano como eso, un hermano, ya que somos hijos del mismo Padre. Debemos con nuestras vidas imitar el amor incondicional mostrado en una cruz, y más que hablar de él, hemos de demostrarlo.
Toda persona tiene necesidades materiales, y una forma de demostrar nuestro aprecio es a través de esa ayuda que podemos brindarle. Sin embargo, hay una necesidad fundamental que va más allá de la necesidad económica y material en cada ser humano, y es la de amar y ser amado. Fuimos hechos para vivir en sociedad, vivir en amor. Esto se evidencia claramente en la conducta cuando adultos de esos niños que crecieron sin el afecto y la crianza de un padre o una madre. Puede decirse que la gran mayoría de los que hoy son asaltantes, homicidas y delincuentes, tuvieron una infancia con carencia de amor. Esto demuestra cuán importante es el cariño y el afecto tanto dentro de la familia, como entre los demás círculos sociales en los que nos desarrollamos, y esto claramente incluye la iglesia.
Todas las personas son distintas, y todas tienen distintas formas de demostrar su amor. Hay quienes les gusta abrazar y besar sin malicia alguna. Hay otros que no acostumbran esto, pero en cambio pasan pendientes y preocupados por los demás. Hay quienes su forma de expresar amor es mediante regalos o detalles. Hay quienes su forma de expresar afecto es con una llamada o un mensaje de texto, etc. Pero sea como sea todos tienen su forma de manifestar cariño. Y hemos también de ayudar a esas personas tímidas a incluirse en el círculo de amor de Cristo, y así a la vez puedan tanto dar como recibir amor.
No debemos temer que ese hermano al que nos acercamos vaya a rechazarnos o molestarse. ¿A quién no le gusta recibir cariño? Es cuestión de conocer a cada uno y la forma como se le ha de demostrar el amor en Cristo. Mientras tanto podemos empezar con un apretón de manos y una palmada suave en la espalda, ¿Tiene algo de difícil? Pero lo más importante de todo es que este sentimiento no sea solo por uno o dos hermanos, sino por todos, y que cada uno tenga este mismo sentir para con todos los demás.
El saludo no se debe de negar a ninguno de nuestros hermanos aunque sea pobre. Tampoco el hecho de que sea joven o viejo, que tenga tiempo en la iglesia o sea recién convertido. El amor de Cristo no se mide por la ropa ni por la posición económica, ni mucho menos por la responsabilidad que se ejerza en la iglesia. Jesús dijo: “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.” (Mat. 25: 41-43) Podemos incluir también que “esperé que me saludaras, y no lo hiciste”.
Uno de los ejemplos más conmovedores en las escrituras es el que ya mencionamos acerca de los hermanos de Mileto, cuando Pablo se despide de ellos (Hechos 20.36). Tenemos aquí una conmovedora escena de amor cristiano verdadero, un ejemplo de amor, unidad, fraternidad, compañerismo, dolor en el corazón por la ausencia de su hermano y lágrimas por su partida. He aquí un ejemplo que se puede volver a retomar y llevarlo a la práctica. Dejemos de lado la hipocresía y comencemos a amarnos entrañablemente y de todo corazón.
Le invito hermano, luego de haber hecho esta lectura, que se proponga el próximo día de reunión a que se acerque a saludar afectuosamente al menos a 3 personas a las que normalmente no lo hace. Ojalá sean incluso personas que poco conozca o que ni siquiera les haya hablado antes. No espere a que nadie se lo diga. Hágalo de su propia iniciativa. Verá que se sentirá muy bien haciéndolo, y más importante que eso, hará sentir a esa otra persona muy bien, y a la vez se motivará a hacerlo con alguien más. Y con el tiempo, trate de que se le haga una costumbre, la idea es que algún día se le acaben las personas a las que no salude con un ósculo santo.
“Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.” (Col. 3: 14)

4 comentarios:

  1. ESTE ES MI COMENTARIO: 5/8/2017. HOLA KENNETH, SOY RAFAEL FUENTES, HE LEÍDO TU COMENTARIO MUY BONITO Y ACERTADO. HA LLOVIDO MUCHO DESDE QUE LO PUSISTE martes, 6 de agosto de 2013 PERO ES ACTUAL Y VERAZ. SIEMPRE BUSCO OPINIONES DE OTROS, PARA DAR CUMPLIMENTO A MIS ESCRITOS PARA QUE ESTOS SEAN LO MAS VERACES, SABIOS INTELIGENTES Y DIGNOS QUE SE PUEDA. TAMBIEN SIEMPRE DIOS JESUCRISTO ESTA PRESENTE EN TODAS MIS APRECIACIONES, YA QUE SI NO FUESE ASI, TODO LO QUE YO DIRÍA NO TENDRÍA SENTIDO. BIEN, ME HAS AYUDADO MUCHO Y ME HAS HECHO MUCHO BIEN. SI NO TE PARECE MAL ME GUSTARÍA CONOCERTE, PORQUE ME GUSTA COMO TE EXPRESAS Y COMO SIENTES LAS PALABRAS LAS CUALES SEGÚN VEO, SON TU IDENTIDAD Y LA FORMA DE MOSTRARTE TU COMO PERSONA. ESTE ES MI CORREO. rafael_elpredicador@hotmail.com SOY ESCRITOR DE LA VERDAD DE DIOS.

    Este es un escrito mío presentado en estos días de irracionalidad generalizada. “INDEPENDENCIA” DE MADRID Y DE LA “MONARQUÍA” INDEPENDENCIA PARA CATALUNYA ¡YA!… “PERO”… “INDEPENDENCIA” ¿Quién sabe lo que quiere decir? INDEPENDENCIA: ¿DE QUIEN? INDEPENDENCIA: ¿para qué? "PARA TODOS LOS CATALANES Y ESPAÑOLES Y CIUDADANOS DE LAS NACIONES QUE SEPAN LEER Y MEDITAR EN LO LEÍDO" http://peticionpublica.es/pview.aspx?pi=ES83298

    "Y ESTE SOY YO TAL Y COMO LO VES" MI CANCIÓN:

    “Y TÚ…¿CON QUE LLENASTE TU CORAZÓN?
    www.youtube.com/watch?v=K9OwafyBHzw

    “LA CANCIÓN QUE TODO EL MUNDO DEBE DE ESCUCHAR Y COMPARTIR” DIOS TE BENDIGA HERMANO. RAFAEL.

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  2. Waoooo DTBM varón tremenda reflexión pq en este siglo se a perdido mucho el amor que verdaderamente Cristo quiere que tengamos

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  3. Hoy los comunistas han robado el saludo con osculo santo para sus practicas llenos de malicia, besandose entre hombres homosexuales.

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