Por: Kenneth Matarrita
Algo que hacemos todos los días, algo a lo
que no le damos mucha importancia, y sin embargo tiene más valor de lo que
pensamos, es el saludo. Si, el saludo que nos damos cada vez que nos
encontramos con alguien, o cuando nos presentamos con una persona que no
conocíamos. Ese acto tan simple era de mucha importancia para los primeros
cristianos en su comunión diaria, pero hoy ya no tiene el mismo valor. ¿Por
qué? Un tema del que muy pocas veces se habla (por no decir nunca) es el que
hoy les presento: El ósculo santo.
La historia del beso
El beso se conoce en todo el mundo como una
muestra de amor y afecto para con esas personas que queremos y apreciamos. Lo
damos a nuestros familiares, nuestros amigos, o incluso a esa persona amada.
Pero, ¿qué es ósculo? La palabra ósculo viene del latín oscŭlum y quiere decir
beso con respeto y afecto.
El saludo, por medio de un beso, parece
haber sido una práctica común en la iglesia primitiva, y que fue seguida por
algunos siglos después del comienzo de la era cristiana. Tal costumbre es
mencionada por Justino Mártir, Tertuliano, Agustín, y numerosos otros
escritores antiguos de esos primeros años después de Cristo. Aquí algunas de
sus citas: “Terminadas las oraciones (en el culto), nos damos el ósculo de la
paz.” Justino Mártir (160 d.C.) “¿Qué oración es completa separada del beso
santo? ¿Quién impide la paz en su servicio al Señor? ¿Qué clase de sacrificio
es el del que se marcha sin dar el beso de paz?” Tertuliano (197 d.C.) El beso
era y es todavía una costumbre común en las tierras orientales como saludo, se
da a las personas en la mejilla, la frente, la barba, las manos, los pies, pero
no en los labios. De acuerdo al Libro Mundial, los japoneses y los chinos por
el contrario rara vez hacen esto. En los
tiempos de Jesús era costumbre besar a los huéspedes o invitados, y estos esperaban
ser besados al entrar. Jesús comentó sobre su recepción a un fariseo cuando
este le invitó a su casa diciéndole: “No me diste beso; mas ésta, desde que
entré, no ha cesado de besar mis pies” (Lucas 7: 45).
Para nosotros puede parecernos extraño, ya
que la forma común de saludarse en los países occidentales no es el beso. Los
hombres se dan la mano cuando se reúnen y se saludan en nuestra sociedad, pero
en Palestina, en vez de hacer esto, se colocaban la mano derecha sobre el
hombro izquierdo de su amigo y se le daba un beso en la mejilla derecha, y
luego se invierte la acción, se coloca la mano izquierda sobre el hombro
derecho, y se da un beso en la mejilla izquierda.
Sin lugar a dudas la enseñanza apostólica encontrada
en la Biblia acerca del beso fue para regular una costumbre social que había
sido practicada por siglos, y no instituir una enseñanza o doctrina exclusiva
de la iglesia. Los primeros cristianos usaron el ósculo santo en las asambleas
públicas y en otras reuniones.
Por regla general, el ósculo santo se llevó
a cabo entre personas del mismo sexo. Los hombres sólo saludaban a los hombres
y las mujeres a las mujeres. En las
Constituciones Apostólicas (siglo 3) así se ordena. Leslie G. Thomas dice que
el "beso de amor" practicado por los antiguos era "hombres
saludando a los hombres y mujeres saludando a mujeres"(Comentario de
Lecciones Anuales del Maestro, 1967, pág. 65). Guy N. Woods dice en su
comentario de 1 Pedro 5.14, que "de acuerdo a los historiadores de la
iglesia primitiva, los abusos a los cuales la práctica conduciría
ordinariamente fueron evitados al separar los géneros cuando la iglesia se
reunía para la adoración, un arreglo heredado de la sinagoga"(Comentario
sobre las Epístolas del Nuevo Testamento, Volumen VII, pág. 136), lo cual según
otros escritores fueron los apóstoles los que lo llevaron a cabo en la iglesia.
McGarvey Pendleton dice que el beso "muy pronto llegó a ser una práctica
entre los judíos, de donde pasó a la iglesia apostólica. Aún se conserva en la
Iglesia Griega, en donde los hombres saludan a los hombres, y las mujeres a las
mujeres" (Comentario sobre Romanos, pág. 548).
En la Biblia
La Biblia menciona el ósculo santo cinco
veces: “Saludaos los unos a los otros con ósculo santo. Os saludan todas las
iglesias de Cristo.” Romanos 16.16; también en 1 Corintios 16.20, 2 Corintios
13.12, 1 Tesalonicenses 5.26, 1 Pedro 5.14.
En el Antiguo Testamento, el uso de la
palabra naschaq, “besar”, era utilizado
en referencia de:
1. Los familiares (que parece ser el origen
de la práctica de besar): “¡Oh, si tú fueras como un hermano mío que mamó los
pechos de mi madre! Entonces, hallándote fuera, te besaría, y no me
menospreciarían” (Cantares 8:1); también se encuentra en Génesis 27:26, 27
(Isaac y Jacob), Génesis 29:11 (Jacob y Raquel), Génesis 33:4 (Esaú y Jacob), 2
Samuel 14:33 (David y Absalón), 1 Reyes 19:20 (Eliseo y sus padres), entre
otros.
2. Amistad y afecto: “…y besándose el uno
al otro, lloraron el uno con el otro; y David lloró más” (1 Samuel 20:41, entre
David y Jonatán); también en 2 Samuel 15:5 (Absalón y a los que acudían a él),
2 Samuel 20:9 (Joab y Amasa).
3. Amor: en Cantar de los Cantares 1:2,
“¡Oh, si él me besara con besos de su boca!“; en Proverbios 7:13 (del amor
fingido de la “mujer extraña”).
4. Prácticas idólatras: en 1 Reyes 19:18 “Y
yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante
Baal, y cuyas bocas no lo besaron”.
En el Nuevo Testamento se utiliza la
palabra (phileo), “besar”, “ser amable”, y la palabra kataphileo, “besar a
fondo”, “a ser muy amable”. La primera (phileo) está en Mateo 26:48, Marcos
14:44; Lucas 22:47 que aparece en el beso con que Judas traicionó a su Maestro,
como una expresión de una relación especial. La misma palabra se usa de la
mujer que besó los pies de Cristo (Lucas 7: 38, 45), del saludo del padre al
hijo pródigo que regresa (Lucas 15:20), y de la despedida de Pablo de los
cristianos de Éfeso (Hechos 20:37).
También encontramos la palabra philema, “un
beso”, “un signo de amistad“, es utilizado por nuestro Señor como el que Simón
omitió darle (con referencia a la hospitalidad), pero que la mujer había dado
tan impresionantemente (Lucas 7: 45). También en el registro Bíblico
encontramos que el besar la mano aparenta ser una señal falsa, (Job 31:27) y
besos entre varones y mujeres están limitados solamente a los amantes y/o
esposos (Cantar de los Cantares 1:2). El beso innecesario y promiscuo entre los
hombres y las mujeres ni siquiera se menciona en la enseñanza del Nuevo
Testamento (1 Corintios 7.1). Por otro lado, Hechos 20.36 es un buen ejemplo de
un tiempo apropiado, cuando amigos íntimos se despiden y no se volverán a mirar
en la tierra (Pablo y los ancianos de Éfeso).
Ósculo santo
Ahora bien, el ósculo santo tal como se
menciona en la Biblia no era algo romántico ni debía ser llamativo a la carne;
más bien era un símbolo de la unidad, pureza, amor y sinceridad que existía
entre la hermandad cristiana. No es como hoy en día que se ha denigrado y
corrompido tanto. Puesto que se debía guardar en santidad, esta ordenanza no
era para practicarla con todo el mundo. “Saludad a todos los hermanos con
ósculo santo” (1 Tesalonicenses 5.26). De hecho se dice que los miembros de la
congregación esperaban hasta que los visitantes y los no conversos no
estuvieran para así saludarse con el ósculo santo. Así pues, este beso muestra
la relación sagrada que tenían como hermanos en Cristo y la unión tan estrecha
que existía. No puede haber “ósculo santo” ni “ósculo de amor” donde los que
practican este saludo no andan en la justicia y la verdadera santidad, y donde
los que se congregan no se aman “unos a otros entrañablemente, de corazón puro”
(1 Pedro 1.22), esto quiere decir que aún entre los mismos hermanos, quienes
sinceramente no tenían ganas de hacerlo, no estaban obligados, ya que no era ni
un mandato ni un requisito. Era algo que nacía de un corazón lleno de amor
hacia los hermanos.
En la actualidad
Como sabemos, ya el ósculo santo como tal
no se práctica. No conocemos las razones exactas por las que desapareció.
Podría ser debido a la malicia que los no conversos pudieron haber infiltrado.
Pudo también deberse a que las congregaciones cada vez se hicieron más grandes,
y con ello resultaba más difícil conocer más personalmente a los demás miembros de la congregación, y con
ello establecer vínculos reales de amor y afecto fraternal.
Si hoy tratáramos de volver a establecer
esta práctica en la iglesia, sería muy difícil, esto por varias razones que
veremos a continuación:
1. La malicia ha echado a perder muchas cosas hermosas creadas por Dios, y
este tipo de muestra de afecto fraternal es una de ellas, ya que aún cuando
dentro de la congregación no debería de existir tal clase de pensamiento,
lamentablemente si la hay. Por poner un ejemplo, dentro de la hermandad el
hecho de que dos hermanos de nivel económico opuesto, o también que una mujer y
un hombre tengan una fuerte amistad es malinterpretado, al punto de que muchos
piensan que debe de existir un interés mayor de parte de alguno de ellos.
Tristemente así el enemigo ha minado las relaciones personales, e infiltrado en
la mente de muchas personas, e incluso miembros de la iglesia, tal idea. Pero
los cristianos fieles y verdaderos deben de tener una mente santa, y no dar
cabida a lo que el mundo pretende hacernos creer. No debe haber ninguna clase
de impedimento para mostrar a nuestros amados hermanos el afecto que nos
tenemos. Mientras se mantenga el respeto a la persona que lo recibe, así como
la situación en la que se encuentre, sea que se trate de una persona casada o
una joven o un joven menor de edad, o cualquier otra situación de más cuidado,
más que todo por la opinión que puedan tener los familiares, no existe excusa
alguna para que la malicia nos haga dejar de amarnos fraternalmente.
2.
Pero también hoy en día existe un
mal todavía más común en la iglesia. Se trata de, por el contrario no tener el
deseo de saludar afectuosamente, o hacerlo simplemente por compromiso, o porque
nos encontramos con la persona de frente y no hubo forma de evitarle, o porque
somos de esos que más bien se quedan esperando a que les busquen. Existen
muchos que ponen excusas como: “no tiene importancia, “prefiero no ser
hipócrita”; “no está de moda”; “me da vergüenza”, “es que esa persona se ve muy
seria”, “no hace falta”, etc. Sin embargo, teniendo en cuenta los siguientes
pasajes bíblicos: “Amaos los unos
a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los
otros.” (Rom. 12: 10), “Permanezca el amor fraternal.” (Heb. 13: 1), “Habiendo purificado
vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el
amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón
puro…” (1 Ped. 1: 22), “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si
tuviereis amor los unos con los otros.” (Juan 13: 35), entre otros muchos
versículos relacionados con el tema, ¿acaso podemos
justificarnos? Por supuesto que no. ¿No es cierto que cuando existe un amor
ferviente y un espíritu de fraternidad desaparecen todas estas excusas? ¡Claro
que sí! La iglesia bíblica requiere que “todos los hermanos” se amen
entrañablemente, y no tengan impedimento alguno de hacerlo, y de la forma que
en su corazón lleno del amor puro y santo de nuestro Dios desee demostrarlo.
3. El amor fraternal tiene un principal enemigo, y se trata del orgullo. El
mismo orgullo que nos hace menospreciar a algún hermano por su posición social,
por su nivel de espiritualidad, o porque sea o no del grupo de mis amigos.
Talvez sabemos del pasado que tuvieron algunos hermanos, y en lugar de olvidar
así como Dios olvida, continuamente estamos echándoselos en cara directa o
indirectamente, al menospreciarles o criticarles a las espaldas. Recordemos que
Dios no discrimina a nadie, “porque no hay acepción de personas para con Dios.”
(Rom. 2:11) ¿Qué derecho tenemos nosotros de escoger a quien mostrar afecto y a
quien no? ¿Acaso eso hizo Jesús mientras estuvo en la tierra? ¿Acaso escogió
por quien morir y por quien no? No, sino que murió por todos, ya que a todos
nos ama por igual. Y mientras se trate de una persona que ya ha dejado atrás
este estilo de vida pecaminoso y haya entregado su vida por completo al Señor,
el pasado ya es historia. Al final de cuentas, todos, sin excepción, tuvimos
una vida antes de Cristo de la cual nos avergonzamos y no deseamos recordar.
Así que como Jesús dijo: “Y como queréis que hagan los hombres con vosotros,
así también haced vosotros con ellos.” (Luc. 6: 31)
4. Una forma en que el orgullo ha minado el amor entre los hermanos es en
disputas o desacuerdos. Si me enojo con mi hermano, no lo saludo más, o
simplemente no lo vuelvo ni a ver. Debemos imitar el ejemplo de Jesús, quien
aún estando en la cruz desangrándose, volvió a ver a quienes lo mataban, y dijo:
“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.” El saludo amoroso, santo y
tierno, demuestra que estamos en paz con todos los demás hermanos y con
nosotros mismos y así nuestra conciencia está tranquila para adorar al Señor,
ya que “…si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano
tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda,
reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.”
(Mat. 5: 23-24).
Cultivando el amor fraternal
Dentro de nuestra familia el beso es una
expresión del amor que cada uno de los que la componen sienten el uno para con
el otro. En la familia cristiana el beso o el saludo sea la forma que se haga, también
debe de ser la expresión de amor que cada uno siente para con el otro,
considerando a cada hermano como eso, un hermano, ya que somos hijos del mismo
Padre. Debemos con nuestras vidas imitar el amor incondicional mostrado en una
cruz, y más que hablar de él, hemos de demostrarlo.
Toda persona tiene necesidades materiales,
y una forma de demostrar nuestro aprecio es a través de esa ayuda que podemos
brindarle. Sin embargo, hay una necesidad fundamental que va más allá de la
necesidad económica y material en cada ser humano, y es la de amar y ser amado.
Fuimos hechos para vivir en sociedad, vivir en amor. Esto se evidencia
claramente en la conducta cuando adultos de esos niños que crecieron sin el
afecto y la crianza de un padre o una madre. Puede decirse que la gran mayoría
de los que hoy son asaltantes, homicidas y delincuentes, tuvieron una infancia
con carencia de amor. Esto demuestra cuán importante es el cariño y el afecto
tanto dentro de la familia, como entre los demás círculos sociales en los que
nos desarrollamos, y esto claramente incluye la iglesia.
Todas las personas son distintas, y todas
tienen distintas formas de demostrar su amor. Hay quienes les gusta abrazar y
besar sin malicia alguna. Hay otros que no acostumbran esto, pero en cambio
pasan pendientes y preocupados por los demás. Hay quienes su forma de expresar
amor es mediante regalos o detalles. Hay quienes su forma de expresar afecto es
con una llamada o un mensaje de texto, etc. Pero sea como sea todos tienen su forma
de manifestar cariño. Y hemos también de ayudar a esas personas tímidas a
incluirse en el círculo de amor de Cristo, y así a la vez puedan tanto dar como
recibir amor.
No debemos temer que ese hermano al que nos
acercamos vaya a rechazarnos o molestarse. ¿A quién no le gusta recibir cariño?
Es cuestión de conocer a cada uno y la forma como se le ha de demostrar el amor
en Cristo. Mientras tanto podemos empezar con un apretón de manos y una palmada
suave en la espalda, ¿Tiene algo de difícil? Pero lo más importante de todo es
que este sentimiento no sea solo por uno o dos hermanos, sino por todos, y que
cada uno tenga este mismo sentir para con todos los demás.
El saludo no se debe de negar a ninguno de
nuestros hermanos aunque sea pobre. Tampoco el hecho de que sea joven o viejo,
que tenga tiempo en la iglesia o sea recién convertido. El amor de Cristo no se
mide por la ropa ni por la posición económica, ni mucho menos por la
responsabilidad que se ejerza en la iglesia. Jesús dijo: “Entonces dirá también
a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para
el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve
sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve
desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.”
(Mat. 25: 41-43) Podemos incluir también que “esperé que me saludaras, y no lo
hiciste”.
Uno de los ejemplos más conmovedores en las
escrituras es el que ya mencionamos acerca de los hermanos de Mileto, cuando Pablo
se despide de ellos (Hechos 20.36). Tenemos aquí una conmovedora escena de amor
cristiano verdadero, un ejemplo de amor, unidad, fraternidad, compañerismo,
dolor en el corazón por la ausencia de su hermano y lágrimas por su partida. He
aquí un ejemplo que se puede volver a retomar y llevarlo a la práctica. Dejemos
de lado la hipocresía y comencemos a amarnos entrañablemente y de todo corazón.
Le invito hermano, luego de haber hecho
esta lectura, que se proponga el próximo día de reunión a que se acerque a saludar
afectuosamente al menos a 3 personas a las que normalmente no lo hace. Ojalá
sean incluso personas que poco conozca o que ni siquiera les haya hablado
antes. No espere a que nadie se lo diga. Hágalo de su propia iniciativa. Verá
que se sentirá muy bien haciéndolo, y más importante que eso, hará sentir a esa
otra persona muy bien, y a la vez se motivará a hacerlo con alguien más. Y con
el tiempo, trate de que se le haga una costumbre, la idea es que algún día se
le acaben las personas a las que no salude con un ósculo santo.
“Y sobre todas estas cosas vestíos de amor,
que es el vínculo perfecto.” (Col. 3: 14)

ESTE ES MI COMENTARIO: 5/8/2017. HOLA KENNETH, SOY RAFAEL FUENTES, HE LEÍDO TU COMENTARIO MUY BONITO Y ACERTADO. HA LLOVIDO MUCHO DESDE QUE LO PUSISTE martes, 6 de agosto de 2013 PERO ES ACTUAL Y VERAZ. SIEMPRE BUSCO OPINIONES DE OTROS, PARA DAR CUMPLIMENTO A MIS ESCRITOS PARA QUE ESTOS SEAN LO MAS VERACES, SABIOS INTELIGENTES Y DIGNOS QUE SE PUEDA. TAMBIEN SIEMPRE DIOS JESUCRISTO ESTA PRESENTE EN TODAS MIS APRECIACIONES, YA QUE SI NO FUESE ASI, TODO LO QUE YO DIRÍA NO TENDRÍA SENTIDO. BIEN, ME HAS AYUDADO MUCHO Y ME HAS HECHO MUCHO BIEN. SI NO TE PARECE MAL ME GUSTARÍA CONOCERTE, PORQUE ME GUSTA COMO TE EXPRESAS Y COMO SIENTES LAS PALABRAS LAS CUALES SEGÚN VEO, SON TU IDENTIDAD Y LA FORMA DE MOSTRARTE TU COMO PERSONA. ESTE ES MI CORREO. rafael_elpredicador@hotmail.com SOY ESCRITOR DE LA VERDAD DE DIOS.
ResponderEliminarEste es un escrito mío presentado en estos días de irracionalidad generalizada. “INDEPENDENCIA” DE MADRID Y DE LA “MONARQUÍA” INDEPENDENCIA PARA CATALUNYA ¡YA!… “PERO”… “INDEPENDENCIA” ¿Quién sabe lo que quiere decir? INDEPENDENCIA: ¿DE QUIEN? INDEPENDENCIA: ¿para qué? "PARA TODOS LOS CATALANES Y ESPAÑOLES Y CIUDADANOS DE LAS NACIONES QUE SEPAN LEER Y MEDITAR EN LO LEÍDO" http://peticionpublica.es/pview.aspx?pi=ES83298
"Y ESTE SOY YO TAL Y COMO LO VES" MI CANCIÓN:
“Y TÚ…¿CON QUE LLENASTE TU CORAZÓN?
www.youtube.com/watch?v=K9OwafyBHzw
“LA CANCIÓN QUE TODO EL MUNDO DEBE DE ESCUCHAR Y COMPARTIR” DIOS TE BENDIGA HERMANO. RAFAEL.
Waoooo DTBM varón tremenda reflexión pq en este siglo se a perdido mucho el amor que verdaderamente Cristo quiere que tengamos
ResponderEliminarwow
ResponderEliminarHoy los comunistas han robado el saludo con osculo santo para sus practicas llenos de malicia, besandose entre hombres homosexuales.
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