·
Los
conflictos son un aspecto inevitable en el matrimonio, por cuanto el proceso de
ajuste y adaptación a menudo produce fricciones tan intensa que se convierten
en crisis.
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Todas las
relaciones son incompatibles en ciertas medidas. Por lo tanto el problema no
consiste en experimentar conflictos, sino en hallar una solución satisfactoria.
·
Los
conflictos maritales se originan en la diferencias. Cuando llegamos a conocer a
alguien que a su vez comienza a conocernos a nosotros, es inevitable que
aparezcan diferencias de temperamento, de gustos y de formación.
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A medida
que se profundiza la relación, se desarrolla la confianza mutua.
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Si no hay
confianza los pensamientos negativos ponen en peligro la integridad de la
relación y se hace imposible resorber los conflictos.
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Si los
conflictos se manejan en forma apropiada, la experiencia puede ser
enriquecedora y producir un mayor grado de comprensión mutua, así como afirmar
la relación.
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El manejo correcto de los conflictos despeja
el ambiente, elimina las pequeñas frustraciones, las cuales, si no se atienden,
consumen la energía y la calidez de una relación.
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